Según una historia de Japan Today, una sentencia reciente de un tribunal japonés ha ordenado al gobierno de ese país que pague daños por un valor de 370 millones de yenes a las familias de los pacientes de la enfermedad de Hansen (más a menudo conocida como lepra), que han sido históricamente segregados del resto de la sociedad en los sanatorios. Esta cruel política no terminó hasta 1996. Este incidente es solo uno de los muchos ejemplos en todo el mundo del estigma social extremo que rodea a esta enfermedad, a pesar del hecho de que ha sido completamente curable durante décadas.
Sobre la Enfermedad de Hansen
La enfermedad de Hansen, más conocida como lepra, es una enfermedad infecciosa rara a largo plazo. Esta enfermedad ha sido conocida por la civilización durante miles de años; desafortunadamente, esto ha conducido al desarrollo de un estigma cultural profundamente arraigado contra los pacientes con enfermedad de Hansen, principalmente debido a la creencia infundada de que la enfermedad puede propagarse de manera increíblemente fácil y debido a los efectos desfigurantes de la enfermedad si no se trata. La enfermedad es causada por una infección de la bacteria Mycobacterium leprae o Mycobacterium lepromatosis. Los síntomas de la enfermedad de Hansen incluyen entumecimiento, manchas decoloradas de la piel, entumecimiento en las manos y los pies, daño a los nervios y pérdida de tejido, que pueden provocar deformaciones de las manos, pies y articulaciones. Es posible que los síntomas no aparezcan durante muchos años después de que la persona se infecte. La enfermedad se transmite únicamente a través del contacto con el fluido de una persona infectada. La terapia con múltiples fármacos puede resolver los síntomas en la mayoría de las personas y la recaída es increíblemente rara. Para aprender más sobre la enfermedad de Hansen, haga clic aquí.
La Oscura Historia del Estigma
En el siglo XX, el tratamiento de Japón a los pacientes con enfermedad de Hansen fue nada menos que escandaloso. 12,000 pacientes fueron confinados por la fuerza a los sanatorios durante el resto de sus vidas, completamente aislados de sus amigos y familiares. La esterilización forzada de los pacientes era común y más de mil pacientes aún permanecen aislados de la sociedad. El estigma de la enfermedad también se extendió a las familias de los pacientes, quienes exigieron una compensación por las vidas plagadas de intimidación y discriminación en el matrimonio, el empleo y la educación.
Una mujer, de 75 años de edad, Nobuko Harada, dijo que su enfermedad había arruinado toda su vida. Su familia casi se convirtió en indigente después de que su padre fue llevado a un sanatorio. Fue acosada por compañeros de clase y su esposo se volvió abusivo cuando supo que su padre tenía la enfermedad de Hansen. El tribunal dictaminó que el parlamento de Japón había cometido negligencia legislativa al ignorar el problema.