por Lauren Taylor de In The Cloud Copy
La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune e inflamatoria, lo que significa que las células sanas de su cuerpo son atacadas por el propio sistema inmunológico de su cuerpo, lo que provoca una inflamación dolorosa. La AR ataca principalmente a las articulaciones del paciente, pero también puede atacar otros tejidos del cuerpo, como los pulmones, el corazón y los ojos. Cuando se ataca la articulación, el revestimiento de la articulación se inflama, lo que daña el tejido articular. Hasta la fecha, aproximadamente 1.3 millones de Estadounidenses viven actualmente con AR.
La AR es una enfermedad crónica, actualmente incurable. Pero aunque todavía no existe una cura para la enfermedad, los investigadores han descubierto que las intervenciones en las primeras etapas de la enfermedad tienden a producir mejores resultados clínicos para los pacientes.
Biomarcadores y factores de riesgo asociados con la AR
Los investigadores creen que la AR es causada por factores genéticos y ambientales. Fumar tabaco parece ser uno de los principales factores de riesgo. Otras características que parecen aumentar el riesgo incluyen la edad (la aparición de AR es mayor en pacientes mayores), el sexo (mayor incidencia en mujeres que en hombres), rasgos genéticos/heredados, exposiciones tempranas en la vida y obesidad. Algunas exposiciones ambientales que apuntan al desarrollo de AR incluyen la exposición a sílice/polvo y contaminación. Otros factores de riesgo que se han identificado incluyen la obesidad, la dieta y el tabaquismo.
Los hallazgos más recientes sugieren que tener una periodontitis crónica grave puede hacer que un individuo sea más susceptible a desarrollar AR. La inflamación intestinal también parece ser otro factor que podría conducir al desarrollo de AR.
Los biomarcadores que se observan en la AR son los anticuerpos péptidos anticitrulinados (ACPA) y el factor reumatoide (FR). En los análisis de sangre, si estos dos están presentes, pueden ser indicativos del desarrollo de AR en el futuro. También se están estudiando otros autoanticuerpos que pueden predecir la enfermedad.
Estrategias preventivas en la AR
Todavía existe una gran brecha de conocimiento en la investigación para comprender qué pacientes que se encuentran en un grupo de alto riesgo necesitan intervenciones preventivas y cuáles no. Los investigadores todavía están estudiando la enfermedad para comprender mejor el curso de la progresión de la enfermedad. Esto ayudará a los médicos a diferenciar quién puede necesitar una intervención para que sea realmente eficaz.
Se han realizado estudios sobre diversas intervenciones farmacológicas en la prevención de la AR. Se administró un estudio con glucocorticoides a pacientes que presentaban artritis indiferenciada. Los glucocorticoides se administraron por vía oral o mediante una inyección IM. Desafortunadamente, la intervención con este medicamento no produjo ningún cambio significativo en los resultados clínicos de estos pacientes.
Otro estudio se administró a pacientes que recibieron una infusión de 1g de rituximab. Todos estos pacientes tenían un factor reumatoide (FR) positivo y también mostraban algún grado de inflamación. Si bien esta intervención no mostró pruebas sólidas de prevención de la enfermedad, sí pareció retrasar el inicio.
Actualmente, se están realizando ensayos clínicos en todo el mundo para intentar encontrar prevenciones farmacológicas para la enfermedad. Se están realizando dos estudios notables con abatacept, en Gran Bretaña, y un estudio que utiliza hidroxicloroquina, que se está realizando en los Estados Unidos.
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